¡Hola!
Hoy deseo hablar un poco más sobre mí, principalmente sobre mi niñez.
Siempre viví aquí mismo en “Belo Horizonte city” y estuié la mayor parte de mi vida en escuelas públicas, donde hice muchos amigos, a pesar de ser muy tímido y callado.
En mi niñez fui siempre considerado un buen alumno, un chico muy bien comportado, el sueño de las profesoras.
Hablando de deporte, desde mi niñez, me gusta el fútbol, algo que aun sin mucho talento, practicaba casi todos los días con los chicos vecinos.
Otro hecho interesante de contar es el fuego que prendí a casa de mi abuela. Eso fue algo inolvidable, hasta hoy recuerdo con alegría de ese acontecimiento.
Hoy todos los que me conocen saben lo cuanto soy guapo, pero no siempre fui así, tan bello. En mi niñez iu muy delagado, al punto de un amigo darme el apodo de “penunca”, pues esa palabra recordaba otra palabra de lengua portuguesa, que era “espelunca”.
Aún no hablé sobre mi padre y mi madre, pero voy a decir pocas cosas. Puedo decir que tentaron darme una buena educación y hacer de mí, un hijo de caracter ejemplar, pero no fue posible darme exactamente lo que desearon, pues me torné mucho mejor de lo planeado por ellos (con toda humildad, ¡es claro!).
Hasta ahora es lo que me gustó decir de mi y mi niñez, entonces, ¡adiós!.
Hoy deseo hablar un poco más sobre mí, principalmente sobre mi niñez.
Siempre viví aquí mismo en “Belo Horizonte city” y estuié la mayor parte de mi vida en escuelas públicas, donde hice muchos amigos, a pesar de ser muy tímido y callado.
En mi niñez fui siempre considerado un buen alumno, un chico muy bien comportado, el sueño de las profesoras.
Hablando de deporte, desde mi niñez, me gusta el fútbol, algo que aun sin mucho talento, practicaba casi todos los días con los chicos vecinos.
Otro hecho interesante de contar es el fuego que prendí a casa de mi abuela. Eso fue algo inolvidable, hasta hoy recuerdo con alegría de ese acontecimiento.
Hoy todos los que me conocen saben lo cuanto soy guapo, pero no siempre fui así, tan bello. En mi niñez iu muy delagado, al punto de un amigo darme el apodo de “penunca”, pues esa palabra recordaba otra palabra de lengua portuguesa, que era “espelunca”.
Aún no hablé sobre mi padre y mi madre, pero voy a decir pocas cosas. Puedo decir que tentaron darme una buena educación y hacer de mí, un hijo de caracter ejemplar, pero no fue posible darme exactamente lo que desearon, pues me torné mucho mejor de lo planeado por ellos (con toda humildad, ¡es claro!).
Hasta ahora es lo que me gustó decir de mi y mi niñez, entonces, ¡adiós!.